NOCHE EN VELA
Una mirada no dice nada y al mismo tiempo lo dice todo. Si lo dice todo porque continuamente necesitamos la ayuda de la palabra. Esa reflexión me vuelve loco.....pero nunca llego a conclusiones sino a generalizaciones.
Los seres humanos somos todo un misterio para no decir el gran misterio de todo el universo. ¿Sabéis qué es filosofar? Por supuesto. No es más que un asombro que el ser humano expresa ante lo que le rodea y lo que es él en sí. Por eso mi propio Yo, o sea, mi Gran Compañero, no deja de asombrarme e inquietarme mediante preguntas pertinentes e inquietantes sacadas del rincón más profundo de mis ensueños, pero aún sin hallar respuestas ni siquiera para consolarme. Pasé noches y noches en vela pero sin que la razón me diese una sola razón de porqué buscamos la razón. Os diré cómo llegué a ese estado……
Mis primeras sensatas lecturas empezaron con “El collar de la paloma” de Ibn Hazm, cuando me lo regaló mi padre como para animarme por haber sacado un sobresaliente en mi primer examen nacional de Bachillerato en una ciudad lejana cuyo nombre se me ha olvidado.
Al cabo de unos años, y a medida de que avanzaba de edad, me di cuento de lo ingenuo que he sido durante todos aquellos años gastados en lecturas vacías, que no servían ni para ligar a una chica.
Y por suerte, me topé con un libro del maestro García Márquez y precisamente era “El general no tiene quien le escriba”. Este libro me reveló unos secretos de lo que era el arte de escribir, sin tener que tocar ninguna puerta para preguntar. De este modo empecé a leer los libros de otra forma, los leía por el derecho y luego por el revés, con el fin de descifrar cómo estaban escritos los libros de los sabios y de satisfacer esa curiosidad de un lector insaciable. Para ello, los sujetaba a una especie de destripamiento quirúrgico para desentrañar los misterios más recónditos de su estructura. Pero en vano.
Lo que sí llegué a saber, es convencerme de que la especie menos frecuente sobre la tierra es la de los hombres veraces. He buscado alrededor, con mirado suplicante de un náufrago, los hombres a quienes importase la verdad, la pura verdad, lo que las cosas son por sí solas, pero sin hallar alguno. Así que decidí filosofar, y lo hice desde que tuve uso de razón. De niño, y siempre cuando mi abuela me cepillaba los dientes, me causaba una envidia matinal el hecho de cómo ella gozaba del privilegio de quitarse los suyo y lavarlos tranquilamente para después ponerlos en una vaso de agua mientras dormía. Un día de esos inacabados, me empeciné en ir a un médico para hacerme unos dientes iguales a los de mi abuela de modo que no vuelva a asistir al cepillo; y mientras ella me cepillara los dientes yo estaría jugando en la calle.
Buscar la verdad, amigos, le llevó a la soga de la horca a Sócrates.
Por tan solo querer la verdad uno puede palmarla.
Llevamos otoños y primaveras enteras leyendo y estudiando toda una basura........lo que ellos, los que no se atreven a decir sus nombres, quieren que sepamos. Somos unos delincuentes.
Estamos en busca eterna de algo que nosotros mismos hemos fabricado y perdimos su control y es:.....LA VERDAD.
Esto es todo lo que me ha revelado esa noche en vela.
15/01/2011 MEZIANE MOHAMMED